jueves

Voy a escribirte una historia que te queda grande, y quizás después ya no te escriba más historias.

Soñé que me soñabas, que me esperabas al final de aquel puente y cuando veías mi cuerpo acercándose desde mi isla te acercabas hasta tu mitad. Habíamos armado un puente juntos, habíamos decidido acercarnos por aparente voluntad de ambos, porque los lados de nuestras islas eran tan parecidos que nos hacía sentir amigos, sentir hermanos, sentir humanos, sentir amados.

Un día me desperté y ahí estaba el puente. Ahí estabas vos, parado, vestido con la misma ropa que llevabas en mi sueño. Pero no estabas en la mitad del puente. Estabas aterrado como un niño, al borde de tu isla. Temías que esas maderas que habíamos juntado para armar el puente no fueran suficientes, no alcanzaran para sostener tu peso y el mío, y no querías subir. Llorabas y cuando yo llegué a mi mitad, y te llamé, tus palabras se confundieron con sollozos.

Pobre, pensé. Los dos estabamos al tanto de la construcción de puentes como hábiles arquitectos -al menos para lo que llevábamos de práctica- y seguramente varios de tus puentes anteriores habrían fallado. A mi también me habían fallado varios de mis puentes. Todavía tenía golpes de las caídas anteriores. Volví a llamarte desde mi lugar, pero seguías abrazándote y escondiendo la cabeza entre tus piernas, hasta que poco a poco y sin dejar de llorar, te acercaste.

Te vi gigante al principio. No podía asociar la imagen de tu figura caminando hacia mí con la del niño llorando aterrado. Y cuando llegaste hasta la mitad del puente nos besamos. Fue el momento más feliz de mi vida, quizás por eso duele tanto mirado desde acá.

Tus labios eran la dulzura más tierna, me susurrabas palabras al oído con la voz más hermosa del mundo mientras tejías tu puente y mi puente, mientras construíamos esto que era sólo nuestro. Bajaste a mi isla muchas veces y te enseñé todos los escondites, todos los que vos no descubriste por tu propia cuenta. Me llevaste a recorrer tu isla y entendí algunos laberintos, y por qué caminabas raro algunas veces.

A veces corrías adelante mío por tu isla, y a mi me costaba seguirte. Son distintos nuestros paisajes y no estoy acostumbrada a tus tierras. Un día corriste tan rápido que te perdí de vista. Primero pensé que te habías caído al agua. Cuando llegué a la orilla y pregunté por vos no contestaba nadie y lloré. Lloré porque pensé que por no correr tan rápido como vos, te había perdido. Entonces volví a mi isla, a veces me acordaba cómo volver sola. Y volví a encontrarme con mis ríos, mis abedules, mi arcoiris.

Volvía seguido hasta nuestro puente y te llamaba, cuando llegaba hasta la mitad. Habíamos acordado implícitamente no cruzar a la isla del otro sin estar de la mano del otro. Pero después de muchos días de sólo escuchar tu canto a lo lejos, decidí cruzar el puente. Detrás mío iban rompiéndose las maderas y las sogas que tanto tiempo nos había tomado atar.

Recorrí con cuidado entre tus montañas, tus habitaciones y tus pastizales blancos que brillan con el reflejo del sol, y escuché tu voz en algún momento. Me acerqué despacio hasta la otra orilla, opuesta a la que daba con nuestro puente. Había ahí otra isla, otras múltiples islas pequeñas, niñas que alzaban sus brazos puentes hacia vos, que hacían de sostén a tus maderas marchitas que se resquebrajaban bajo tus pasos.

Estás viejo para estas cosas... pensaba yo. Me alejé con cuidado de no molestar más en tu isla. Tus sauces me acompañaban la tristeza, y crucé por última vez el puente que habíamos construido, sabiendo que pronto vendria a buscar las maderas para armar una balsa.

lunes

Esto no es un poema.
Es un conjunto de cosas y sensaciones.
Cosas nuestras y a veces no tan nuestras
que nos interrumpen
y parecen cosas vivas, paridas
por alguna memoria traviesa.

Me acostumbré a tu voz
en estos tres años.
A veces pienso que tu vos
se acostumbró a mí.
( Pero eso pasó en menos de tres años )

Me sonrío si pienso en sostener tu mano
creo que porque sé
(cuando estás conmigo)
que te quedás siempre
que cuando te vayas tu mano va a seguir ahí
conmigo.

Como las nubes o como el viento...
Y cuando te volvés lluvia me encanta.

Me acuerdo
-y es un recuerdo molesto el cual paso a nombrar-
que se movían tus labios pronunciando ve cortas
y eses y tés,
y todo eso es un detalle inquieto
un ruido en las palabras que se sirven de esos sonidos
porque yo pienso en tu boca
y en tus ve cortas.

Esto no es un poema.
Es aburrido para poema.
Es un cuadro que se equivocó de expresión,
y se volvió palabras, como mi amor, a veces,
que se vuelve palabras,
y se equivoca.

Entiendo que en tus idas y venidas,
en el ritmo de tus pasos, hay un silencio,
un silencio inmenso,
capaz de contener toda la magia del mundo,
todas las hormigas y todas las montañas.

Quiero quedarme cerca tuyo
para poder encontrar esos versos
que se vuelven cadáveres de tinta al salir de nuestros labios.

Quiero que sea siempre veintiseis de diciembre,
encontrarte
y descubrir que nunca te habia visto como ahora
y perderme en tus ve cortas y tus eses.

Quiero que sea siempre tu vos.
Y encontrar la confianza en un segundo eterno
que ahora tiene sólo tres años.
Tres años cerca.

sábado

Se enriedan tus dedos en mis manos de tinta
que dibujan besos en tu piel.

lunes

Se encienden tus palabras a veces
y me matan de a poco
entumecen mis labios
y espero en una infinidad de silencios irreversibles.

Después lloro...
a veces trato de que no te des cuenta.
Sangran mis pechos por donde estuvo tu lengua.
Arden mis brazos donde estuvieron tus manos.

A veces buscaría dejar de escribir,
pero repetir las sensaciones en palabras
me adormece y envuelve
en interminable remolino de colores y curvas disonantes.

Sin embargo hay algo
una perversa manía de dejar las cosas incompletas
quizás un verso de tinta borrosa
que de poder leerse narraría todas (tus) mis versiones

que me deja
con la esperanza muerta
de que algun día entiendas
la soledad que me espera detrás de tus silencios.

martes

El pánico de ahogarte en mis mares
de palabras, de emociones,
El miedo de perderte
entre las olas,
votaron por mí y te mentí,
Amor.

Te dije que vos no eras,
nos engañé a ambos en juegos
de palabras frías
de olas de arena,
de caminos vacíos.

Me quedé quieta.
Helada
en el vértice
entre tu isla y mi isla.

Para no perderme
de vos
dejé que te volvieras musa
de casi todas mis poesías,

Cuando en realidad...
(A veces me ato a la gente
para no perderla
y me pierdo)

Quisiera soltarte
dejar que no me invada cada uno de tus pasos
que camines hacia donde quieras
y no darme cuenta.

Pero tus besos, tus voces,
tus silencios,
las partículas de oxígeno que te alimentan...
todas, todo,
me vuelve a mi, impregnado de vos.

Me envuelve,
me asalta y me ata.

A veces me odio
por disfutar la presión de las cadenas.

viernes

Gracias...

Quizás sin los quilómetros de autopista que me alejaban de mi mundo, sin las paredes que delimitaban lo posible, sin las luces que me atraían hacia una habitación sin ventanas, no hubiera conocido su mundo. Su mundo que ahora también es mi mundo.
Cosas como un corset, tachas (me acuerdo cuando tuve mi primera pulsera de tachas, 15 años, la primera vez que veía una cosa así fuera de la pantalla, créanme), cadenas (fuera de las de la hamaca, que sí las conocía), cualquier tipo de ganchos (ganchos!), polleras (que no fueran de nena, o las del colegio o las de puta a lo animal print, de esas sí existían), hebillas, fajas, camperas de cuero (cuero! qué es eso?! ah, lo que usan las personas grandes y ricas), esmaltes de otros colores que no fueran ni durazno ni rosita, delineador... DELINEADOR, ¿qué es eso por dios? (la primera vez que usé delineador tenía 12 años, no puedo explicar la cosquilla que me hizo, y fue para disfrazarme de china para una puesta en escena..., me tenía q hacer los ojos achinados, terminé llorando y el delineador all over my face. [igual lloraba por otra cosa]), labiales oscuros, ropa oscura... todo ni siquiera 'lejos', todo 'inexistente'. No sé si se llega a sentir cómo se sentía.
Pero algunas cosas sí existían. Existía la verdad (mi verdad, distinta a la de los demás, probablemente la verdad de ciertos libros, ciertos personajes). Existía interesarse realmente por lo que preocupa a una persona, existía el querer aprender, querer saber. Existía el no preocuparse por cuánto engorda la comida que uno quiere comer si está rica. Existía lo competitivo, la lucha por poder más que, por simplemente poder. Se podía (yo podía) contemplar una hormiga y ver la humanidad en ella, intentar ponerlo en las palabras -escasas, primitivas quizás- que conocía en ese momento. Tratar de conjugarlo y mejorar a partir de mí misma, porque era la loca y, micaela, dejá de romper las pelotas.
Quizás cuando te conocí vi todas esas cosas que yo conocía en mí, que me hacían la loca, y que si ustedes también... entonces por lo menos no era la única loca.
Quizás cuando te conocí creí que habrías salido de una de esas pantallas, que si encima compartías mi verdad, si encima tenías otras verdades que yo podía compartirte, entonces... entonces quizás sí existía eso tan irreal. Sí era posible vestirse de cierta manera, tener ciertos gustos.
Quizás podía volverme única para mi misma, sin tener 'modelo a seguir' en alguno de ustedes, y ser única tanto allá como acá. Allá era fácil. Alcanza con tomar su estética y mostrar mis ideales. (Por lo general es así, si se condicen tu estética con tus ideales entonces sos una loca y listo). (Mi problema de siempre es que intentaba tener la estética de otros con ideales propios, y terminaba siendo una gelatina sin sabor.)
Acá volverme única (al menos para mi misma, creo que es lo que cuenta) me costó/cuesta bastante más. Y probablemente, como dijiste en algún momento, "te parecés cada día más a él, mirá como eras al principio y mirate ahora, toda vestida de negro." Algunos me dieron permisos más visibles que otros.

En mis dibujos mi pelo era azul (todavía no me había teñido nunca pero sabía que en algún momento lo haría), mi ropa azul oscura y negra, y usaba una cadena de cinto. Y botas. En la realidad, jeans, t-shirt y zapatillas. Y el pelo así como estaba, ni corte... por lo que me importaba la realidad, mi realidad imposible estaba en los escritos, estaba en los sueños, estaba en mis manos, en mi tinta.

Por eso Gracias. Ahora sí la estoy viviendo.


(las segundas personas son casi todas diferentes)

domingo

Qué perfectas que son las cosas con el tiempo.
Qué hermoso que fue esa sola tarde,
Las lágrimas saladas
la niña guardándolas en su boca.

Se contamina el presente de autores,
ruidos que ensordecen, nubes de humo,
el pasado está lleno de recuerdos
que se vuelven preciosos...

Qué intactos parecen tus besos del principio,
deliran mis fantasmas, inventan
otros besos, más-o-menos parecidos,
a tus besos de ayer...

Tan distintos de tus besos de hoy, son
esos besos del pasado, transformados,
pulidos por el tiempo y a lo lejos va quedando
un beso único, que llora.

Pero las lágrimas pasadas también son bellas.
Cuán perfecto es que llorara sola en el pasillo,
cuán exacto que nunca volviste por ella...
Escribió su libreto con tinta transparente.

Cuando te esperaba y no viniste,
cuando viniste y yo no estaba.
Errores del tiempo que él mismo
se encarga de corregir,

El pasado brilla y me ilusiona,
me llora y mi dolor todavía no vino.
El pasado intacto, artista de las cosas,
deformador de recuerdos,
dejalo así que te quedó precioso,
aquellos eran tan buenos tiempos,
y el presente te consume,
y el pasado se divierte.
Él las amaba en silencio, ella escuchaba sus silencios y los traducía.
Quería ser víctima de ese amor, y fue víctima de los silencios.
Nunca pudo escucharlos, y a él, cuyos silencios ahora escuchaban otras,
no le alcanzaban las palabras para traducirle su amor.

miércoles

Muy 'a veces' son los besos. La mayor parte de las veces son los hilos que conectan nuestro cerebro con los labios, lo que sentimos con lo que hacemos. A veces no sentimos... y hacemos. Pero por lo general si sentimos hacemos, y ahí mezclamos todo. Y entonces hacer algo indica un cambio, algo que dejó de ser igual... para alguno de los lados. Pero el otro lado hace por hacer, sin sentir, y nosotros esperamos ese momento en el que nos demos cuenta qué cambió, en el que podamos gritar felicidad porque no somos los únicos ingenuos que se dejaron afectar por eso que pasó. Para no sentirnos solos, para no tener que decidir si nos resultamos graciosos o nos damos lástima.
Él te dio un beso, y para el segundo beso vos ya veías a tus nietos correr por el patio. Te perdiste del beso... y ya está, si todavía recordás cómo se sintió tenés suerte- al menos te acordás de la mitad. ¿Qué sintió él? Andá, preguntale.
¿Notaste que volvieron de la mano a casa? ¿Cómo se sentía su piel? No... no su piel mientras hacían el amor. Eso pasó en tu cabeza y él todavía no quiere hacer el amor. Primero quiere sostener tu mano. Primero quiere acercarse a vos.
No podés responderme porque no sabés. Porque la piel de su pecho y sus hombros estaba cálida en tu mente. La mano de quien camina a tu lado está fría... tiene frío y si estuvieras ahí, sabrías que quiere que lo abraces.
...
se mata la confianza que estuvo ahí alguna vez. Que antes de ese beso fue la normalidad de dos personas que se querían. Pero que después... quién sabe después. Y nos retorcemos para encontrarle una explicación a la fruncida de ceño, el doble parpadeo, el vestigio de sonrisa, el cansancio o felicidad de nuestro interlocutor. ¿Y si después no te quiere más? ¿Y si él no pensaba lo mismo que vos? Nos esforzamos en pensar lo mismo que él... y no llegamos a sentir la mitad de la sorpresa de cuando realmente estamos sintiendo lo mismo. Saber si el cambio va a ocurrir o no, si el mundo dejó de girar para él tanto como para nosotros... ¿en qué piensa? ¿me buscará? ¿lo tengo que buscar yo?... Demostrame que hubo un cambio, mi amor, que quiero decirte así sin tener miedo de que ya no me quieras, de que nunca me hayas querido, de que sea todo fantasía mía.
Nunca dejaste de fantasear... y lo peor es que sabés que si hubieras estado ahí, realmente estado ahí, no te cabrían dudas. Y después no te caben dudas de los momentos en los que estás, pero cuando no estás te asusta, y te encerrás, y te quedás encerrada... y te volvés hacia los besos que ya no te acordás si fueron o si vos pensaste que iban a ser. Y los culpás de hacerte reconsiderar las cosas, controlar que no estés olvidándote puntos de vista, que no estés malinterpretando una situación. Cambiaron las cosas y podés percibirlo, ¿pero para qué lado cambiaron? ¿Por qué cambiaron? ¿Por qué no podemos portarnos como si fueramos amigos y besos y amarnos? Entrar en esta categoría social de "noviazgo" nos convierte en esclavos de un debería, nos confisca las sorpresas que antes se daban tan fácil, que no "tenían por qué" estar ahí.

Construimos una vez un puente, un puente valiosísimo, un puente que brillaba como si estuviera hecho de rayos de sol. Admirábamos cada momento en el que una nueva pieza (por pequeña que fuera) era agregada a nuestro puente, y amábamos poder comunicarnos con la isla que era el otro. En un momento nos dijeron que esos que parecían rayos de sol lo eran realmente. Entonces cada piedrita, cada trozo de madera, cada figura tallada en nuestro puente, cordon o columna que lo sostuviese... ¿qué valía, si teníamos rayitos de sol? Sí, estaban ahí. Eran necesarias para la existencia de nuestro puente. ¡Pero había rayitos de sol! Ante ésos, las demás cosas se volvían insignificantes por sí mismas- pero necesarias. ¿Y ahora qué hacemos, amor? De repente empecé a decirte así... supongo que porque, bueno, las amistades no tienen rayitos de sol. Y no, bueno, no, no eran rayitos de sol lo anterior. Eran parecidos.
Tonta.
Quisimos cuidar eso que ahora sabíamos que eran rayitos de sol. Y lo perdimos en el intento de conservarlo... por dejar de prestarle atención a las piedritas, la madera, las sogas y columnas. El puente de rayitos de sol no se sostiene por sí solo. Y el puente sin rayitos de sol es diferente... quizás pasa a parecerse más a los demás puentes.
Un noviazgo está hecho de te-amos y besos. Y visitas a ciertas horas cada ciertos días. Y amores y encuentros físicos, emocionales y psicológicos de diversos tipos. ¿Y en qué se diferencia de una amistad? ¿En que los rayitos de sol tienen título de rayitos de sol?

Buscamos algo que haya sido el detonante. Eso que nos llevó a considerar las cosas, a ver que algo era diferente. Sólo muy 'a veces' son los besos.



Un poco se trata de saberte, a veces.
Otras veces de esperar no saberte.
Mayormente de querer no saberte.


Sorprendeme...
Silencio en el que deja de ser uno y otro, otro y uno
y son...
eran.

Vos siempre vas a ser vos...
vos siempre vas a ser vos...

y (eran) son (siempre van a ser) voces diferentes.

No es una decisión sin tomar
lo elegí hace mucho tiempo.
te elegí un lugar a vos. [bis]

Duele... que haya sido yo misma la que rompiera esa decisión.


-¿tuviste miedo?
-No...
-¿tenés miedo?
-Sí...
-¿a?
-Su voz... que es mi voz, que es cada una de mis voces.
-¿a?
-Huír, desunir, destruir.

Catarsis.. catástrofe.. cataclismo.

Si siempre tiene que haber un precio,
y la idea de ese precio es que sea impagable,
por qué esperaba que me alcancen las monedas?

viernes

When I felt those hands grabbing my wrists and slightly forcing them up, I panicked at the thought of your being there. Fortunately mistaken I wished I had not been so. I wanted to see you there, as I want to see you there tomorrow, instead of finding you everywhere, even where you are not supposed to be.

miércoles

To win a heart.
(conclussion)

Some people are terrified at the thought of losing the person they love. In the ones who really know what walking next to somebody is, and have unsuccessfully tried to communicate and start a relationship with someone they love, there is a justification for this feeling. Rejection is sometimes unbearable and, in most cases, painful. They may feel bitter at the thought that they are not good enough, or believe they cannot offer what their beloved expects from them, and therefore struggle to change this. But in the people who repeatedly act posessively, as if trying to manipulate the chosen one towards them, the fact that they fear to lose their "beloved" one is horrifying, sometimes even despicable.
We should not give so much precedence to shallow admiration or desire, as faultless generators of real happiness, since there is no happiness without trust. If our true ambition is to create a real bond with somebody, we should save the sexy looks, lingerie and lipstick for our honey-moon. These are often monotonously dominant, and dominance implies a lack of confidence. Human love relationships should be like dances: no one will offer the same thing to the other one, and there will be times of dominance, laughter and mourning. As the music inevitably plays, both individuals should try to make it through in order to stay together, respecting their partner's dancing space, nonetheless contributing to an improvised choreography whose rhythm is only written in the connection between the dancers.
Lovers should find bliss in the knowledge that when the music is over, provided there has been a connection between the dancers, they will surely find themselves eager for another dance. An attempt to control this would be pointless and unnecessarily forced. If there is love, it will bloom unaided, as a confirmation that those involved are truthfully exposing themselves. After all, warriors used to hang heads, not hearts, on victory sticks. Love is shared, not won.
Quizás ya lo sentí lo suficiente. ¿"Regodearnos" era la palabra? En el dolor.

'Salgamos amor. Salgamos juntos!' me grita. Alguien... cuya voz ya no recuerdo.
En algún momento entendí -aprendí- a hacer catársis ordenada.
A escribir tres versos, a escribir líneas y no mostrarlas hasta que no fueran
el reflejo perfecto de mis latidos, conjugado con el brillo que causaran las lágrimas en mis ojos, la hinchazón, voz quebradiza, lágrimas en los cachetes la nariz la pera y adentro de las orejas, y el despelote que es mi pelo cuando estuve mucho tiempo tirada.
Después decidí empezar a hacer catarsis en serio, y no ordenarte los bersos. versos. Versos quería decir.
Las lágrimas tampoco me salen ordenadas. Se mezclan con las ganas de matarte, de matarme, de matarla, de matarlo, de matarnos, mataros, y matarlos.
Entonces te mato,
cuando quiero matarte.
Te lloro cuando quiero llorarte.
Te busco
cuando quiero buscarte
Te dejo solo
cuando quiero

amarte...
a veces te dejo solo, y te amo desde lejos... porque es más fácil. Y cuando vos me amás también es más fácil hacerme la que estoy lejos.
Quiso y no fue
último...

Y el último probablemente perdió parte
(¿te acordás del último?)
de su ultimatez
por ese que quiso serlo.

Quiso y no fue
y quedó.

Y el primero perdió parte
(¿te acordás del primero?)
de su particularidad
por ese que quiso ser último

Y fue el primero de besos distintos
Besos sin mi-y-vo...ces.
besos que callan y dicen
y gritan y matan
y cortan y duelen
¿y aman?

Me mata el recuerdo
que quiso y no fue
me quema los labios el beso.

Tu piel
con gusto a dolor
Tu boca que ama
(sigue en silencio)
Mi boca que ama
(caudal de palabras)

Que sirven de nada
si el último beso
no fue ni el último
ni es el primero
y está en el recuerdo
de todos los besos...
se ríe de todos los besos.
Y no hay poemas de Benedetti que te digan por mí
cuánto me gustaría poder odiarte?

Aborrecerte
vaciar las cajas de tus letras,
desecharlas...
silenciar las cuerdas...

Borrar todas las fotos
desear que nunca hubiera sido
(ojalá nunca hubiera sido,
hubiera sido lo otro,
hubiera sido distinto)

Pero fue, como decís vos
porque tenía que ser...
(porque quisimos que fuera) y no puedo
querer que no seas.

Dejara de encontrarme los nombres
que vos me diste
por todos lados.
(dejara de darme vuelta...)

Te escribo, te pinto, te sueño.
Si pudiera detestar
(o hacer como que...)
tu nombre, tus ojos, lo que fuiste.
Donde fuimos...

Condenarme culpable
¿odiarme? Si quisiera...
Plumas más, plumas menos.
Quemar ironías, congelar latidos.

( Quiero partir todos los pinceles del mundo
coserme los labios, encender los hilos,
encerrar mi cuerpo...
que tu fuego no pueda derretir el hielo.
Hacerme indiferente
de todas tus cosas. )

Si pudiera odiarte, y sonreir
si te veo llorar,
reírme
mentirte una vez: decirte
que fue todo una mentira.
Que nunca tuve miedo,
que no hubo dudas, solo tiempo.

Subjuntivo de mierda.
Aunque sea Olvidarte.


Si escucharas...
Si quisiera dejar de escuchar tus gritos
de sentir que me gritás a mí...
Si quisieras dejar de gritarme
y yo de hacer como que les gritás a otros...

domingo

Me encontré con vos varias veces, nos mezclamos con Buenos Aires en los ojos de la otra... jugábamos a querernos sin ver, a confiar por confiar, a perdernos y perseguirnos sutilmente, descubrir la piel extraña y conocida, conocer los olores y gustos... hacernos creer que éramos alguien (si ni siquiera podía hacérmelo creer a mi misma)...

Repetí los juegos mientras vos no estabas, y sola nunca fue lo mismo, por muy vívidos que fueran adentro mío, seguían siendo míos, no nuestros, seguían maldítamente convertidos a mi lógica, pintados desde mi punto de vista y me falta el otro lado del cuadro, me falta tu risa, que levantes las cejas, que cierres los ojos y preguntarte si estás cansada sabiendo que sí. Me falta cruzarte y no saber qué hacer, me falta que me encuentres y no saber que estabas ahí... y tener que improvisar... y que te rías, y... (vos insistís con que sos torpe pero...) A veces decirte dos veces lo mismo... olvidarme que te estaba hablando, de qué te estaba hablando, porque me gusta creer que no te importa que te encuentre en otros planos.

Hacer como que nos conocemos, y confiar en ese encuentro que existió aunque no sepamos cuándo fue, confianza que ¿cuándo empezó?...

Y entrar por tu puerta y pisar las baldosas que pisás a diario, aunque sea una vez. Con lluvia, a la mañana, a la noche, cuando caen gotitas de frío en la piel, cuando hierve la ciudad... La primera vez los olores eran distintos, mezcla de desconocido y a la vez un por fin. La última se volvían conocidos y sabía que iban a dejar de serlo cuando volvieras. Te quiero abrazar... saber que entendés esto como siento que lo entendés, que no es otra ilusión mía, que no estoy inventando alegrías donde no las hay...

(Que si alguna vez leías esto iba a dejar de ser lo mismo,
que probablemente lo sabías... y me asusta menos creer que no.)




Y cuando volvieras otra vez el escenario cambiaba de color, otra vez dejaba de jugar sola y volvía a encontrarte sin esperarlo, como la primera vez, y sorprenderme de encontrarte y olvidarme del mundo porque te encontré.
Me pregunto si entenderás la eternidad como la entiendo yo... me pregunto si sentirás el presente como lo siento yo. Si cada segundo es una vida, si cada instante que vale la pena, en el que se traspasan las figuras con las que se habla, en el que se siente al otro y las palabras son innecesarias y a la vez el puente...
Entonces somos juntas, somos siempre, somos nuestro siempre.

viernes

Sostenías la guadaña y no era para bajarla sobre mi cabeza. Tu mano imaginaria voluntariamente extendida hacia adelante, hacia donde estaba yo. Pero nuestros ojos no se encontraron... sólo podía ver el reflejo de los tuyos que caían sobre el vidrio y sobre mi espalda.
Te movías en las sombras. La piel blanca, la ropa oscura, la paz(ciencia) que te caracteriza me confirmaban que se trataba de vos. O quizás no eras vos en el mundo real, pero lo eras en mi mundo. No me apurabas, no venías a juzgarme, no me pedías nada. Al mismo tiempo esperabas que tomara tu arma y la bajara yo misma, me recordabas que juzgara mis acciones, que decidiera.
Me tendías aquello que había ejercido la condena sobre tus actos, para que reconociera la falla en mi y dispusiera el castigo.
De no haber castigo, seguías ahí vigilándome, tu respiración invadiendo mi silencio inmóvil, hasta que cometiera otro error y estuviera dispuesta a dejarlo todo otra vez.

miércoles

Nos vi envueltas en un viaje que no iba a ningún lado. Vos ibas un poco de la mano de ese extraño. Él no iba, se había quedado quieto en alguna parte. Pero su mano seguía con vos. Yo iba de la mano de otro, que tampoco iba con nosotras. También se había quedado quieto. Quietos por un tiempo, quietos hasta que estuviéramos de vuelta por esos lados, quietos hasta que decidiéramos dejar de entrometernos en la vida de la otra, dejar de viajar juntas para vernos desde lejos. Te acercabas de a ratos, y me hacías una pregunta, o me contabas sobre alguien a quien habías visto caer, o sobre quien habías caído. Te reías mucho, haciendo como que no me observabas. En realidad las dos estabamos tan pendientes de la otra que por momentos nos olvidábamos de nosotras mismas, parecíamos vivir a través de los ojos de la otra, decirnos mutuamente qué hacer y cumplir lo que nos era dicho, para que la otra pudiera seguir viviendo a través de nuestra piel. Y nos gustaba ese juego, nos reíamos de nosotras mismas. A veces juntas y a veces, cuando vos te sentabas a sentir la Mar (te sentías la Mar, te volvías la Mar), yo te escuchaba desde lejos, escuchaba tus suspiros en silencio, tus delirios de actriz y tu risa loca. No queríamos tocar el suelo. Me animo a pensar (y me anima pensar) que vos también me buscabas para mirarme en secreto, para escucharme gritar en silencio con las tormentas, para disfrutar el dolor que te causaran los ríos que me caían de los ojos. Cada vez que la desesperación te consumía recordábamos por separado cómo (mal) lo entendían los demás... cómo se preocupaban por vos y trataban de ayudarte. Buscabas un cigarrillo y lo atabas a tus dedos, la piel se consumía antes que el dolor, el humo se mezclaba con el vapor que el frío dibuja con la respiración en invierno. Entonces te aferrabas a su mano, y le decías que lo necesitabas, garabateabas letras en tu cuaderno, que un día eran para él y cuando lo habías olvidado no eran para nadie, o eran para todos. Yo me escondía en su pecho cuando tenía miedo, o cuando ya no tenía ganas de tener frío. Buscaba el cigarrillo para que te enojaras, para que me lo reprocharas sabiendo que no podías hacer nada y que me estabas haciendo sonreír. Y nos decíamos 'tonta', la una a la otra, cada una a sí misma viéndonos en los ojos de la otra. Viéndonos actuar, viéndonos llorar, mezclándonos entre el público para seguir en el teatro después de la función.
Era mágico, tu mundo. Era, porque pasaba hace mucho, porque pasa sólo a veces y no puedo decir que esté por volver a pasar. Siempre la mano es de otro y nunca fumás el mismo cigarrillo. El viaje no terminó,. No puedo decir siquiera que haya sido. Pero disfrutábamos mirarnos desde lejos, intercambiar dos palabras que a veces no tenían ni sonido ni sonrisa. Volvernos cómplices, quizás, de un juego del que nunca cruzamos palabra, un juego que no sabemos si existe, pero del cual escribir me entretiene, leer te divierte y probablemente me digas lo contrario.

jueves

(...)For all eternity
And every day he runs by screaming
Everything you know is wrong
Love is hate, heal is hurt and none is all
And everything you used to think was so important
Doesn't really matter anymore
Because the simple fact remains that
Everything you know is wrong
Just forget the words and breathe along
All you need to understand is
Everything you know is wrong
Everything you know is wrong.

martes

Ice grew colder, embracing me, taking me to a state in which I had found myself several times before.
A state I despised, a state of survival, a state of tears, shades, shadows.
Yet it was much better, and that I knew well, than the despair in which otherwise I'd stay.
Having given so many chances to so many, I wondered why not give another chance to the cold white sin.







No one can save you now, from this heaven safe and sound.
Just hold your breath on your way down.
Dejé de escribir, un poco
un poco porque me da miedo romper
con nuestra realidad,

antes de volverme
asesina de palabras,
actriz de tu verdad.

Dejé de contar, de a poco
lo que pasó acá adentro
desde que llegaste.

Al principio era todo;
eras el cambio, eras alegría
eras lágrimas, vida.

Y ahora, otra vez
silencio.
Otra vez si..., (sí, erro).

Me quedo con la cabeza pegada
a la ventanilla del vidrio
y leo poemas que van.

Porque es más fácil.
Porque qué sé yo.
¿Qué sé, yo?

Abandoné, como siempre
aunque por motivos distintos,
y ahora escribo sobre el abandono.

Condené delirios-
es más difícil pintar la realidad
(que no tenemos).

Encontremos, sino
palabras que digan lo contrario.
Dejemos de joder, con esto del amor.

domingo

Porque si la abrazo
mis brazos fueron tuyos
y cuando la beso
acá estuvo tu boca.

Porque si sonríe
tuya fue su risa
porque ella llora
desde que te vas.

En sus fotos falta
tu figura eterna
en tus ojos falta
el brillo por ella.

Si sus labios dejan
de decirte 'amor'
soy yo la que llora,
(llora por los dos).

Porque nunca fueron
porque ya no son,
Vacío en su cama,
ama sin amor.

Porque tuya y suyo,
aunque ya no corresponda,
tu boca en mi boca,
yo te quiero, amor.

Sus besos te quedan
mejor que mis besos.
Y yo me disfrazo de ella
por vos.

martes

Tetas. Y manos, y bocas, pedazos de piel, más áspera, más suave, más dulce, amarga, partes del cuerpo que se conjugaban, te formaban, me formaban, nos deformaban. Más, menos ropa, más, menos besos, besos más o menos, lenguas, saliva, seco, mojado, húmedo, frío, calor, transpiración, sábanas o perder las sábanas, el sonido de la hebilla del cinturón contra el suelo, el sonido de los besos (concentrarse en que son besos para no reirse del sonido de los besos), piel y lengua, piel y labios, piel y manos, piel y abrí la boca y no cerrés los ojos, encontrar un ritmo, quiero romper ese ritmo, nariz, mentón, hombro cuello clavícula pecho, médanos (tetas de nuevo), estoy gorda seguí bajando (dulce), piernas, pelos o no pelos, pies, con o sin medias, con una sola media, las medias enredadas con la bombacha, tocar, mirar, sentir, gustar (y ser gustado-degustado) probar, besar, oler, oír, grande, demasiado grande (no siempre), entrar, salir, salirentrarsalirentrarsalir, ¿y la sábana? con o sin luz, a veces sin sábanas o incluso sin cama, respiración (cierto, la respiración) acelerada, calma, rítmica, quiero romper ese ritmo, con o sin voz, espero que con vos, tu voz, mi vos, mío tuyo nuestro tuya mía, ah...

Ah, y amor. (Cierto, el amor.)
Todo lo demás tan simple.


Because the world is round it turns me on
because the world is round...
Because the wind is high it blows my mind
because the wind is high...
Love is all, love is new,
love is all, love is you.
Because the sky is blue, it makes me cry
because the sky is blue...

jueves

Y te fuiste nomás. Ahí, a ayudarlos. ¿Para qué querés ayudarlos? Están todos enfermos, amor, están todos enfermos. Te van a contagiar, amor. Queremos estar juntos toda la vida, pero si seguís yendo a la ciudad te vas a contagiar, y listo. Sabés que se están muriendo todos. Sí, yo sé que usás barbijo y todo lo demás, todo lo demás que quieras. Pero yo pensé que teníamos un proyecto, ¿sabés? Y cada vez que te vas siento que estuvieras descuidando todo eso. Sabiendo la alta posibilidad de que algún día no vuelvas, ¿qué necesidad tenés de ir a meterte entre todos esos, a hacerte la salvadora? Ya no debés ni acordarte. Cuando éramos chicos tuviste una enfermedad grave, amor, en las vías respiratorias. Y sí, no sos la persona más fuerte para andar tratando con estas cosas. No, no, no, no me vengas con que como vos ya tuviste la enfermedad ahora no te va a hacer nada, porque la epidemia que hay en la ciudad no es como la varicela, que la tenés una vez y listo. Au contraire, a veces hasta te deja más predispuesto a volver a agarrártela, más como los resfríos.

No bajes otra vez, ¿si? Quedate conmigo... no necesitás bajar, no necesitás ir a ayudarlos. ¿Tan, tan feliz te hace verlos felices? ¿Tanto bien te hace poder ayudarlos, poder darles esa sonrisa de persona-que-salió-de-algo-muy-parecido, y aliviarles el dolor aunque sea por un rato, hacer que crean que van a poder salir?

La conocí el otro día. Vi como la estabas curando... cómo te pedía a gritos ahogados, porque ya se quedó sin voz, que te quedaras con ella. Vi como te miraba, hermosa ella y hermosa vos. Sí, sé que no la mirabas de la misma forma, pero ella quería que te quedaras solo para ella porque está empezando a pensar, a sentir, que vos sos la medicina, y no que se la traés. No sabe que es una medicina muy fácil de hacer... no sé bien por qué, pero a la gente de allá abajo les cuesta entender eso. Prefieren que vayan los médicos y se la lleven armada, y se la den en cuchara en la boca... y vos estás haciendo eso, amor.

Sí, yo sé que te gustaría más que ella aprendiera a armarla por si misma. Pero creo que ella no quiere creer que es capaz. No quiere creer que puede dejar de necesitarte, como yo en algun momento quería creer que siempre iba a necesitarte a mi lado. Hacerse cargo de que quiero que te quedes, y de que si te vas me duele y acepto que me duela y te dejo ir porque esa es tu decisión, es más difícil.

Andá, amor, bajá a verlos si eso es lo que te hace bien. Compré barbijos nuevos, para que podamos ir juntos si alguna vez querés llevarme. Yo quiero conocer tu mundo, quiero saber por qué te llaman tanto la atención, por qué querés cuidarlos tanto. Yo quiero saber con quién estás cuando no venís acá conmigo, donde sabés que estamos más seguros. Yo quiero saber por qué elegís cuidarlos, por qué elegís atenderlos a ellos que están enfermos, en lugar de elegir acercarte y compartir con personas sanas. Preferís ayudarlos a salir, insistís con ayudarlos a que sanen... y yo a veces siento que debería enfermarme, para poder estar allá y ver cómo sos cuando estás abajo.

Pero quizás yo ya te conocí abajo alguna vez, y por eso estoy acá arriba. Y por eso te espero a que termines de darles la medicina y decidas volver conmigo a dormir, a contarme cómo te fue, a cuidarme de nada y de peligros inventados que armé cuando todavía no llegabas, sólo porque nos gusta cuidarnos y no porque haya algo tan grave que curar, que nos impida besarnos sin barbijo.

sábado

Stay away.
Tomé tu dolor en tu abrazo, tu temor e inseguridad, esos que negabas. Tomé tu desesperación, tu angustia, tu necesidad de calma... irónica. Tu intranquilidad... también, extraña. Todo esto que vos tomabas con calma, y apaciguabas bajo tus aguas, todo eso que vos entendías con tiempo, con distancia, con silencio.
Dejé que bailaran mis aguas. Que arrastraran hasta la orilla los fragmentos de sonrisa, las lágrimas secas, las perlas de collares pesados que alguna vez porté. Dejé que tu calma afectara mi tormenta, y lloví por lo que no habíamos llovido durante todo este tiempo.
Después volvía la calma, las nubes alejándose... los pedazos de ilusión dispersos por quién sabe dónde... y sobre la arena se secaban nuestros cuerpos, vos reías, yo lloraba tu risa y dejaba que la sal cicatrizara mi piel.

viernes

Qué se hace
con cariño gratis,

con besos
que no piden nada,

con brazos
que te abrazan fuerte
y no esperan
ni lágrimas?

Qué buscan
tus 'te amo tanto',

palabras
sin querer respuesta,

sonrisa
que me espera eterna
y no pide
que vuelva?

Qué le doy
a tu sinceridad,

no es jugar
a encandilarnos

a dónde corro
cuando caiga el arma
de mi mano
sin herirte?

Qué castigo
para la que huye

recibo
y no quiero tenerlo

pánico
y entera confianza
que no sabe
si confía.

Qué les digo
a tus miles de preguntas

a tus ojos
que me ven desnuda...

tus manos
sostienen mi dolor
y no piden
ni siquiera amor.
Puedo ser
lo que quieras que sea.
Puedo ser
lo que creo que quieras que sea.

Puedo ser
muñeca.
Puedo ser
tu esclava
Puedo ser
tu espejo
Puedo ser
tu ama.

Puedo ser
tu niña
Puedo ser
frazada
Puedo ser
tu sombra
Puedo ser
tu nana.

Puedo ser
canciones,
Puedo ser
palabras
Puedo ser
tu actriz
Puedo ser
tu cama.

Puedo ser
río
Puedo ser
frío
Puedo ser
calma
Puedo ser
tu-ya.

Y no quiero.



(28-02-09)
Y si el nuevo no tiene
nada de nuevo?

Si con hojas gastadas
biromes sin tinta
escribo palabras
que ya conocés?

Si quiero encontrarte
y esta vez no puedo?

Si a besos usados
nos mata el cansancio
y arranca pedazos
de lo que nunca fue?

Y si en vez de contarte
me visto otra vez?

Si con vodka yo fui
tu vicio, tu cama,
si no te perdí
pero tampoco hubo ganas...

Y si eligiera el silencio
como en aquel momento...

jueves

Te pierdo
en distancias que sólo vos conocés.

Te tapa
la niebla de tu máscara anti-yo.

Mentís, borrás, desdecís,
te impregnás de palabras bonitas
que cuando te veo
no significan nada.

Te encuentro
en un espacio desierto de nosotros.

Me asfixia
la crudeza de tus fantasías.

Callás, enfriás, matás,
todo intento de alcanzar tu isla
tan distante
tan en frente.

Entonces prefiero olvidarte
abandonar tu existencia lejos
pensarte un monton de señales
que dicen nada.

Quizás te achiques, de golpe,
como queriendo esconderte
te aceptes lejos; y dejes
de inventarte cerca.

Dejes, cerca,
de empañar espejos
que reflejan tu otro vos.

Dejes, cerca,
de traer recuerdos
que me señalen quién sos.

martes

Cayó la vida a mis espaldas
y pude ver como caían tus lágrimas
desde la ventana.
Lloraste por todo lo que no fue
y todos,
incluso los que no habían sido,
supieron reirse de vos.

Te extrañé esa tarde,
sosteniendo entre mis brazos tu cadáver
deseando tu recuerdo, cada vez más lejos.



[ escrito mientras dormía . ]

jueves

-Mirá pa, ¡es un animal! ¡Es un elefante!
-¿Dónde?
-¡Ahí! Mirá. Le falta una oreja, pero es un elefante.
-¿Vos decís? Bueno, supongo que podemos hacerle la oreja. ¿Todavía queda material de la construcción?
...
Logró alcanzar la velocidad suficiente para llegar hasta la roca, que caía por la pendiente irregular. La tomó con sus manos, la examinó, y alzándola comenzó a subir la ladera de la sierra. Una vez arriba la colocó en el lugar desde donde se había caído, y volvió a sentarse en al lado de la enorme figura. Estudió con atención la oreja derecha del elefante gris. 'Es perfecto, es una perfecta obra de la naturaleza.' se dijo. Y continuó observándolo un largo rato. Cómo su cabeza de piedra se unía a la trompa de rocas más chicas, y al cuerpo, una piedra enorme con algo de mica, que yacía en una parte plana del paisaje. La cola estaba constituida por piedras aún más pequeñas que las de la trompa, y las patas eran tres: la cuarta estaba, segun la observadora, debajo de la panza del elefante. Las demás estaban dispuestas de manera tal que daban al animal apariencia de cansado. Los ojos, había aventurado ella, eran dos manchas más oscuras -una verde y la otra marrón, pero su corta vista no alcanzaba a distinguir tal cosa, y si hubiera alcanzado tampoco importaba- que estaban dispuestas de forma casi paralela -una más arriba y una más abajo, pero desde donde ella estaba sentada eso no distorsionaba tanto la imagen- sobre la piedra que formaba la cabeza. Y después estaban las orejas. Una, la derecha, era un poco más chica y se había aventurado a correr cuesta abajo hacía aproximadamente una hora. Y ahora lo había hecho por segunda vez. En ambas oportunidades la observadora había alcanzado la piedra, la había tomado antes de que se mezclara con las otras, y la había vuelto a dejar en su lugar. En donde debía estar, claro... nadie había construido a ese elefante, o quizás sí pero nadie lo había construido después de que ella llegara así. Por lo tanto, así tenía que permanecer, para que ella pudiera observarlo, estudiarlo, entenderlo, interpretarlo. La oreja derecha se balanceó algunas veces, y tras un suspiro por parte de la chica, volvió a intentar descender por la sierra. Y lo logró, claro, hasta que alcanzó sus manos. 'No entendés.. tenés que quedarte ahí. La naturaleza quiere que estés ahí, y no entendés que no hay nada ahí abajo para vos. Que te corresponde estar acá.' Cansada llegó hasta el elefante y le devolvió su oreja. Y así cuatro, cinco, seis veces. Apuraba a sus pies para alcanzar la roca lo más pronto posible. Y estiraba las manos para evitar que fuera más allá, que se perdiera en el espacio, para no privar al elefante de su capacidad auditiva durante más tiempo. Y la atajaba, recibía un golpe por parte de la piedra que ella interpretaba como desobediencia. Le pegaba más fuerte. 'Me estás decepcionando así...- le decía, y volvía a explicarle cuál era su lugar, a dónde tenía que permanecer. A dónde era mejor que estuviera, a dónde era más útil, a dónde, por lo tanto, iba a ser más feliz. Por qué, si se quedaba al lado de la cabeza del elefante, iba a estar rodeada de otras como ella, que la iban a ayudar a ver más allá, a entender más. A estar mejor... a ser una roca como la gente, a estar donde estaban las demás rocas.
Por séptima vez la roca se balanceó y cayó, pero esta vez sus pies no fueron tan rápidos, y la roca llegó hasta otras rocas que estaban más allá, de otros tamaños y formas. Y se partió en varios pedazos. Sorprendida, ella se acercó y estudió las diversas partes. Palpó el material, lo tuvo entre sus dedos, lo desarmó... porque se desarmaba tan fácil, porque era tan distinto a lo que ella creía.
-No sos roca..- volvió su vista hacia el elefante, el elefante sin su oreja izquierda, incompleto, y lloró.

martes

Te di, de brazos atados
mi alma,
mis besos,
mi cuerpo, a que te canses.
______________sacies.
______________gastes.

Busqué entre todas las palabras
cuchillas
armas,
venenos, para cortarte
__________esfumarte..
__________matarte.

Algo
___para frenar
___________la represa
__________________de sinceridades
_____________________________y suicidios
____________________________________consecutivos.

que
no
deja(ba)n
de
escaparse.

Confié mi pacto de silencio
fuera de obras de arte.

Confié mi alma a vos
extraño
desde el mismo primer día.

Confié en tu sangre,
en tu alegría
Creí tu magia y no la mía.

Rearmé pedazos de mi vida
en tu verdadmentira,
__tu realidadlocura
__tu libertáatadura.

Y para todo
me bastó tener
tu parecer.

Para todo conté
con tu silencio
y tu voluntad
de hacer silencio.

con tu consejo
de que rompiera
mi silencio.

¿Y habré, entre tantas veces
confiado una vez
en vos?

¿Habré, entre tantas veces
creido una vez
tu voz,

con que el peso
de mis días
no te carga
si decís que no?

con que el humo
de mi boca
no te asfixia
si decís que no?

con que no querés
cuando decís
que no?
Y juego
a que escucho tus palabras
a que entiendo en tu sonrisa
a que sé lo que sentís.

Temo
creer lo que supongo
no llegar a convencerme
de que estoy equivocada.

Reconocer
que antes de
buscar(te),
encontrar(te),
entender(te),

Es más facil
tu voz de
silencio
tu voz de
caricias.

Sentir tu piel
enredándose
con mi piel.
Y no temer
sentir.

Es más fácil
seguir teniendo palabras
seguir diciéndote mío
y conformarme.

Y juego
a que no temo lo que creo
a que creo que aguanto....
que puedo, que entiendo.

Acepto
que me faltan palabras
que me sobran latidos
que escucho en silencio
el silencio.

lunes

Observándolo llegar desde el primer piso, dio media vuelta y se enfrentó a su armario. Antes de que pudiera llegar a tocar el timbre ella bajó las escaleras y esperó detrás de la puerta. Vestía ropa de algodón, y aparentaba unos quince años. Al escuchar el sonido, abrió la puerta.
-Hola.
-Hola.. -dijo con voz baja, tímida.
-¿Qué nos pasa?
-Nada.. nada.
-Tranquila bonita... estoy acá, y me voy a quedar acá... estoy para vos.
Él la rodeó con sus brazos como siempre, la llenó de besos, le dio confianza. La sentó a su lado para escucharla, y le enseñó calmar su respiración. Y prometió que volvía al día siguiente.
Observándolo llegar desde el primer piso, dio media vuelta y se enfrentó a su armario. Él tuvo que golpear varias veces antes de que se abriera la puerta. Ella apareció en pijamas, despeinada, descalza.
-¿Dormías?
-Mhm.. pasá..
Él la siguió a través de los pasillos y ella volvió a la cama, abrazándose a un peluche. Él sonrió y le acarició la cabeza, generando que ella se enroscara sobre si misma y después se arrastrara hasta su falda, para quedar dormida sobre sus piernas.
-Qué tierna... me encanta verte así...
Dijo que tenía ganas de verla de nuevo al día siguiente.
Observándolo llegar desde el primer piso, dio media vuelta y se enfrentó a su armario. Esperaba detrás de la puerta antes de que él llegara. Y ni bien golpeó, pudo verla. Vestía ropa de cuero, cadenas, borcegos. Colgaban látigos de sus caderas, y sus uñas estaban pintadas con esmalte negro.
-Al fin.
Él levantó una ceja. No fue necesario decir nada más.
-¿Por qué hiciste eso?
Él bajó la cabeza, sin saber qué contestar, dolido.
-Contestame... -le insistió, rodeándolo.
Y él respondió con la voz quebrada. -...Perdón.
Dijo que necesitaba volver a verla... que haría lo imposible, que no volvería a fallarle.
Observándolo llegar desde el primer piso, dio media vuelta y se enfrentó a su armario. Vestía de persona normal cuando la vio, y recordando la noche anterior, bajó la cabeza y la apoyó sobre su hombro. Ella le palmó la espalda, lo abrazó y lo recostó en el sillón.
-Tranquilo... no pasó nada...
-Tengo miedo.
-Va a estar todo bien... yo sé que vas a estar bien, que vamos a estar bien.
Lo abrazó y cuidó de él hasta la medianoche, y después lo acompañó hasta la casa, asegurándose de que entrara sano y salvo. Le dijo que lo esperaba, y le besó la frente.
Observándolo llegar desde el primer piso, dio media vuelta y se enfrentó a su armario. No olvidó tirar la llave por la ventana... que cayó exactamente sobre su palma. Él entró, y al no haber nadie ascendió a la habitación. Lo esperaba vestida en lencería, y tuvieron sexo. No dijo nada sobre una próxima vez, pero dejó los forros.
Observándolo llegar desde el primer piso, dio media vuelta y se enfrentó a su armario. Ese día fue otra persona normal. Escucharon música, se rieron, al rato finalmente se encontraron. No fue necesario que se dijeran nada, ni tampoco besarse, ni tener sexo. Simplemente se compartieron, y se fue, diciéndo que la había pasado bien y que se veían pronto.
Observándolo llegar desde el primer piso, dio media vuelta y se enfrentó a su armario.



-¿Cómo hago?
-Sé paciente.
-Los quiero a todos.
-Él es todos.
-No al mismo tiempo. No pudo decirme nada cuando estabamos bien.
-No quiso decirte nada.
-Pero fue tan dulce la otra vez... cuando yo estaba tierna.
-Y la pasaste tan bien la otra vez, cuando estabas en lencería.
-Por eso... no puede ser todo eso a la vez? No puedo terminar de hacer el amor y que me digan que me aman?
-Sí claro... por supuesto... Solo tenes que encontrar el estado adecuado...
-¿Y si no soy capaz? Si no puedo generar la respuesta que quiero...
-Vas a tener que aceptar la respuesta que generás por naturaleza.
-¿Y si no me gusta lo que yo le genero, y prefiero quedarme con los disfraces?




Él golpeó bastante esta vez.
-Dale... sé que estás ahí. Abrime.
-No quiero.
-Esto es nuevo...
-No, no es nuevo. O bueno, sí. Pero podrías haberte dado cuenta.
-¿Estás con los látigos hoy?
-No...
-¿Y a quién voy a ver?
-No.... no sé si....
-¿Qué pasa bonita?
-No sé qué pasa. Ojalá que por lo menos siga pasando. No sé. No entiendo. Tengo miedo.
-Te voy a abrazar entonces... sabés que quiero cuidarte...
-No pero me abrazás si estoy tierna o dolida, y hoy no estoy tierna ni dolida, estoy asustada.
-También puedo abrazarte asustada. ¿Qué pasa?
-No... a vos, qué te pasa.
-Sabés lo que me pasa.
-No... lo supe... cada vez que reaccionaste distinto...
-Tenés miedo de cómo vaya a reaccionar.
-No. -dijo, y miró su propio cuerpo desnudo detrás de la puerta, mientras trataba de darse a entender.- Tengo miedo de lo que puedo hacerte. De que dejes de elegirme después. Tengo miedo de encontrarme con que prefiero ser solo de ciertas formas para no generarte ciertas cosas... y de sentir que estoy sacándome pedazos de mi misma. Tengo miedo de que algo de mi te asuste, te aleje... te aísle. Te limite, te perturbe, te moleste. Te encante y no quieras desperenderte de eso, pero yo sigo siendo lo demás y no voy a querer dejar de serlo. Tengo miedo de que te pase lo que siempre me pasa a mi... condeno a la gente a ser de ciertas formas porque mis reacciones cambian ante lo que me muestran... y a veces no puedo controlar que cambien desfavorablemente, y que aleje a las personas... Temo que algún día me olvide de todo esto, y me ponga los disfraces otra vez, y me limite a un número finito de variables que pueda presentarte, o peor, me limite solo a las variables que dijiste que te encantan. Tengo miedo de decidir ser lo que me salga, y que no me guste tu respuesta, y entonces decida dejar de ser eso, así como si pudiera, además de cambiarme la ropa, cambiarme la piel. Tengo miedo de que ya te hayas dormido, que te hayas enojado, que me digas que finalmente nunca vas a conocerme... Yo sé que no es así... Yo... espero... que no sea así, que no te hayas ido. Que no confundas a esta con la niña dolida, ni la niña triste... que no creas que esto es otro difraz más... Y que no lo sea. Miedo de que con tantos miedos me olvide que estás ahí, atrás de la puerta, esperando a que te deje entrar.