lunes

En el olvido de tu piel helada,
que no se rompe con mis palabras,
ni con mis abrazos,
ni con mis uñas trazándote líneas sobre la espalda,
volví a buscar aquella sonrisa
aquella espera incondicional
y el reflejo del dolor intenso del fracaso...

Llorá conmigo, besos fríos y ni una palabra
pero tus lágrimas se derriten en mis manos
y mi piel se sirve de tu aliento,
blanco, entristecido... muerto.

Príncipe, tu risa es tibia, me acompaña
río sobre tu cuerpo, río sobre tu piel...
y a veces dejo que me alcances.
Entonces tus manos atacan mis manos
y se enriedan, y se pierden...

Sigamos el juego,
aún puedo respirar en este orgasmo helado,
puedo abrazarte o mantenerte lejos,
todavía no ahuyentaste mis gritos de dolor
ni dejaste de llenarme placer.