martes

Quisiera darte una solución y me olvido caprichosamente de que cada uno encuentra sus propias respuestas. Eso también te pasa a vos, por mucho que yo crea que puedo salvarte. Yo no puedo aliviar tu dolor, pero me convenzo de que sí, y hago más y más esfuerzos. 
Y te duele porque entonces me olvido de mirarte, de verte como estás, y resolutivamente asumo que esa partecita que puedo solucionar es vos. Y "te soluciono", pero atrás de este recorte estás vos... Toda vos, toda la que yo no voy a poder ver porque no estoy en vos. Sería más humilde preguntarte qué puedo hacer, porque ya no sé qué puedo hacer.