miércoles

Esta vez no se trataba del miedo, ni del amor. Esta vez las palabras no gritaban su nombre, ni lloraban de dolor al pronunciar el tuyo, que ya empezaban a olvidarse. Aunque tampoco se trataba del olvido.... por primera vez las gotas de lluvia mojaban mi piel y yo no podía compararlas con nada.

Esta vez no había gritos, ni lágrimas, ni esperanza.

martes

Amor,
Finalmente escondí las cartas que preferí no entraran en la caja de recuerdos, es probable que para no dartelas nunca, o encontrarlas cuando el tiempo de nosotros haya terminado, ahí agazapadas abajo del cajón que está abajo del armario, donde nadie escucha sus gritos. Quizás, cuando fueramos grandes, encontrar que en algún momento las había escrito, y más, re-conocer que eso había sentido y pensado y para colmo puesto en palabras, me iba a doler más de lo que aceptaba. Darte ese dolor ahora era totalmente useless, decirte que quería que las leyeras porque quería que me conocieras también era useless -como si leyendo eso hubieras conocido algo de mí que no conocías de otra(s mil) forma(s)... como si hubieran sido tan importantes las palabras en esas cartas, como si esos gritos....

Por ahí no importaba si entendías las cartas, ni si las leías en realidad. Por ahí lo único que importaba era que supieras que las había escrito, que supieras que existían... y que cuando me preguntaras por qué yo supiera qué responderte, sin decirte -en lugar de la respuesta- algún comentario que fallara en hacerte reír, como que las había escrito para lastimarte.
Porque la verdad era esa, no tenía la más puta idea de por qué había escrito ni sentido esas cosas... pero no, no eran para lastimarte, no eran parte del juego sadomasoquista que jugabamos una vez, no sé si te acordás, cuando éramos más chicos. Las cartas habían tenido su sentido en mi mente de niña creyéndose grande... pero supe, en algún lugar de mí, que en mi mente de grande sabiéndose niña no iban a tenerlo, y no habrían contribuido (creo que así lo diría un grande) al desarrollo de nuestra p...*(1)



*(2) Esta carta también la voy a esconder, ahora que lo pienso. Y dentro de esta probablemente guarde a todas las demás, o guarde en esta en el centro de todas las demás. Total.. si algún día antes de ser grande decido morirme, y encontrás todo esto (o lo encuentra alguno que intentara amarme...) Tampoco van a haber tenido sentido... ni la primera carta, ni la última (si alguna vez la hay), ni la que hablaba del amor, ni la que hablaba de las lágrimas, ni la que habla de las cartas.




- (1) el papel está borroso. Causa probable: lágrima o gota de alcohol. No se especifica si fue intencional.
- (2) cambio de color de tinta.

viernes



Crawling in my skin...
...these wounds, they will not heal.
Encontrémonos
en un eterno presente
voy a tratar de no esconderte
que tengo miedo.



Miedo de que lo sepas
(que tengo miedo)
Hagamos de cuenta que no nos importa
sepamos ser
artífices
de algún guión de teatro que nos enamore.

Y si no nos enamoramos
no importa
si sólo somos, para lo que fuimos
una narración etérea
si sólo soy, para lo que tuviste
una 'una más' que llega y se va.

No te detenga
de seguir tu camino
sigamos como hasta ahora
adivinandonos...
mientras te tomo de la mano...
amigo.

Y si nos enamoramos...
tan poco importa.
si se te ocurre entretenerme
y hacerme reír
decir
que querés estar conmigo.

Me entregué a las líneas
y los guiones, y los artistas
quizás conseguí algo
que tuvo algún efecto
algún eco en tus palabras.

Miedo de entender
que lo decía en serio.



Miedo de enfrentar el espejo
y verme
así
como vos me habías visto
atrás de los velos
y de los disfraces.



Miedo de pedirte
que me des más miedo.

La cama vacía
ropas abultadas
y un segundo
de palabras sin sonido.

Miedo
a elegir
que sí.

Porque dejar mi cuerpo en manos de otro
no es tan difícil
porque partir los labios recibiendo ajenos
lo han hecho tantos.

Pero dejar que fueran tu cuerpo
tus manos
tu aliento
y tus besos...




Tratamos
de sacar las cuentas
para creer
que por saltar piedras esquivábamos montañas.

Soltar tu mano no me da miedo,
pero no quiero.
Abrir los ojos
y encontrarme rodeada de montañas..
saber que vienen tantos otros saltos..

Sí, me da miedo.
Pero está tu mano.

martes

El fantasma caminó hasta mí, vestido con su traje blanco con el que solía vérselo vagando por los pasillos de aquella casa. Me despertó de un sueño entre tus sábanas de seda, y abrí los ojos sintiéndome extrañamente en casa.
-Hola. Volviste. - le dije. Sí, esta vez también lo esperaba. Él asintió, y acercó su rostro pálido hasta mí.
-Me voy.- me anunció. Lo miré incrédula.
-¿Para?-pregunté, casi sin poder imaginarme otra respuesta. Los fantasmas... simplemente no se iban. Él rió.
-Porque ya no tiene caso que me quede. Cumplí mi función. Y escuchate. Hasta te estás hablando en primera persona.
Le di la razón sin entender del todo por qué lo hacía. -Y ahora, ¿a quién voy a temer? Y ahora él, ¿va a seguir pensándote cuando no estés?
-Che... él nunca notó mi existencia acá. ¿Pensabas que sí?
-Pero si es por él por lo que seguís acá.
-No... él no va a seguir pensándome. Y no vas a temer a nadie, o si seguís así probablemente termines asustandote de vos misma, como alguno predicaba al principio.
Reí. -¿Sos eso? ¿Sos y fuiste sólo una idea?
-No. Pero sí te puedo decir que vivía de tu sangre, vivía de tu energía, y el tiempo que estuve acá... perdoná si te sentiste un poco incómoda, un poco cansada de todo o no entendías bien dónde estaba la vida que te faltaba.
-Sí... supongo que me di cuenta de eso. Lo que no sabía era que podía--
-No, si hubieras podido "deshacerte" de mí, lo hubieras hecho. Y lo intentaste muchas veces. Pero morimos solos.
-Últimamente te habías vuelto tan silencioso que no notaba tu precencia.
-Por eso estoy muriendo a decir verdad. Me descuidaste, eh.
-Sí. Es cierto, me ocupé un poco más de mí, de él...
La figura blanca se volvió hacia la puerta.
-¿Te vas así? ¿Por la puerta?
-¿Por dónde más?
-Pensé que te ibas a desvanecer, o algo así.
-Algo así como eso que en tu pueblo le dicen "borrón y cuenta nueva". No, querida. Vos ya me creaste, yo tengo piernas y un cuerpito que está bárbaro, estoy lo suficientemente orgulloso de mi mismo como para volver en cuanto vea que de vos puedo seguir alimentándome.
-¿Así que de mi depende?
-De vos... sí, en parte. Todo, desde que decidiste empezar a entender las cosas, depende en parte.


Lo vi partir y cerrar la puerta a su paso, y una parte de mí corrió tras él.. asegurándose que doblara en la esquina de Medrano y Corrientes, que se mezclara con la niebla de las cuatro de la madrugada, que hiciera todo como correspondía. Y él así lo hizo; yo me quedaba entre tus brazos y escuchaba nuestras risas.
Una tormenta de adrenalina que--
rompa-
el ritmo perfecto de tus latidos y--
(aunque fuera.. ) por unos segundos
ponga al descubierto
tu humanidad...
(o lo que de ella te queda.)

lunes

Mis alas negras
incansables
se acercan a donde van tus pasos.

Tus pies blancos
no cesan
cauivan por siempre mis alas.

Tu cuerpo eterno baila
quema en un sinfin de movimientos
y permanece quieto.

La diminuta cápsula
que encierra mi alma
de la que nace la fuerza para el aleteo
siente tu calor, lo quiere.

Gotas de fuego llueven
besos desde tu más profundo
de donde salen tus misterios más ocultos
alcanzan mi cuerpo, lo hieren.

Adormecida escucho tus palabras
queman mis alas
en tu voz morfina.
Entre tus brazos encuentro la calma
busco tu boca
y en tu aliento naftalina.