jueves

Dos líneas de alegría y una risa blanca.
Un abrazo impulsivo, apretado. De tus labios parte una canción.
Curiosa y atenta, espejo (a veces) de mis palabras. Pequeña locura.

Callé tus miedos la última vez... miedos que desconocíamos, miedos que no quisiste explicar. Sequé el dolor que caía por tus mejillas. Y sin embargo no fue suficiente... tu ausencia me vació el alma, te busqué, te esperé todos los días que siguieron.

Y apareciste después, al fin, con tu luz y tu miedo, que aún estaba atrás de tus pupilas.
Entonces creí que se había pasado todo.
Pero hoy gritás en silencio, que grita más fuerte, y tus ojos se vuelven úes y tus lágrimas mis lágrimas.