martes

El pánico de ahogarte en mis mares
de palabras, de emociones,
El miedo de perderte
entre las olas,
votaron por mí y te mentí,
Amor.

Te dije que vos no eras,
nos engañé a ambos en juegos
de palabras frías
de olas de arena,
de caminos vacíos.

Me quedé quieta.
Helada
en el vértice
entre tu isla y mi isla.

Para no perderme
de vos
dejé que te volvieras musa
de casi todas mis poesías,

Cuando en realidad...
(A veces me ato a la gente
para no perderla
y me pierdo)

Quisiera soltarte
dejar que no me invada cada uno de tus pasos
que camines hacia donde quieras
y no darme cuenta.

Pero tus besos, tus voces,
tus silencios,
las partículas de oxígeno que te alimentan...
todas, todo,
me vuelve a mi, impregnado de vos.

Me envuelve,
me asalta y me ata.

A veces me odio
por disfutar la presión de las cadenas.

viernes

Gracias...

Quizás sin los quilómetros de autopista que me alejaban de mi mundo, sin las paredes que delimitaban lo posible, sin las luces que me atraían hacia una habitación sin ventanas, no hubiera conocido su mundo. Su mundo que ahora también es mi mundo.
Cosas como un corset, tachas (me acuerdo cuando tuve mi primera pulsera de tachas, 15 años, la primera vez que veía una cosa así fuera de la pantalla, créanme), cadenas (fuera de las de la hamaca, que sí las conocía), cualquier tipo de ganchos (ganchos!), polleras (que no fueran de nena, o las del colegio o las de puta a lo animal print, de esas sí existían), hebillas, fajas, camperas de cuero (cuero! qué es eso?! ah, lo que usan las personas grandes y ricas), esmaltes de otros colores que no fueran ni durazno ni rosita, delineador... DELINEADOR, ¿qué es eso por dios? (la primera vez que usé delineador tenía 12 años, no puedo explicar la cosquilla que me hizo, y fue para disfrazarme de china para una puesta en escena..., me tenía q hacer los ojos achinados, terminé llorando y el delineador all over my face. [igual lloraba por otra cosa]), labiales oscuros, ropa oscura... todo ni siquiera 'lejos', todo 'inexistente'. No sé si se llega a sentir cómo se sentía.
Pero algunas cosas sí existían. Existía la verdad (mi verdad, distinta a la de los demás, probablemente la verdad de ciertos libros, ciertos personajes). Existía interesarse realmente por lo que preocupa a una persona, existía el querer aprender, querer saber. Existía el no preocuparse por cuánto engorda la comida que uno quiere comer si está rica. Existía lo competitivo, la lucha por poder más que, por simplemente poder. Se podía (yo podía) contemplar una hormiga y ver la humanidad en ella, intentar ponerlo en las palabras -escasas, primitivas quizás- que conocía en ese momento. Tratar de conjugarlo y mejorar a partir de mí misma, porque era la loca y, micaela, dejá de romper las pelotas.
Quizás cuando te conocí vi todas esas cosas que yo conocía en mí, que me hacían la loca, y que si ustedes también... entonces por lo menos no era la única loca.
Quizás cuando te conocí creí que habrías salido de una de esas pantallas, que si encima compartías mi verdad, si encima tenías otras verdades que yo podía compartirte, entonces... entonces quizás sí existía eso tan irreal. Sí era posible vestirse de cierta manera, tener ciertos gustos.
Quizás podía volverme única para mi misma, sin tener 'modelo a seguir' en alguno de ustedes, y ser única tanto allá como acá. Allá era fácil. Alcanza con tomar su estética y mostrar mis ideales. (Por lo general es así, si se condicen tu estética con tus ideales entonces sos una loca y listo). (Mi problema de siempre es que intentaba tener la estética de otros con ideales propios, y terminaba siendo una gelatina sin sabor.)
Acá volverme única (al menos para mi misma, creo que es lo que cuenta) me costó/cuesta bastante más. Y probablemente, como dijiste en algún momento, "te parecés cada día más a él, mirá como eras al principio y mirate ahora, toda vestida de negro." Algunos me dieron permisos más visibles que otros.

En mis dibujos mi pelo era azul (todavía no me había teñido nunca pero sabía que en algún momento lo haría), mi ropa azul oscura y negra, y usaba una cadena de cinto. Y botas. En la realidad, jeans, t-shirt y zapatillas. Y el pelo así como estaba, ni corte... por lo que me importaba la realidad, mi realidad imposible estaba en los escritos, estaba en los sueños, estaba en mis manos, en mi tinta.

Por eso Gracias. Ahora sí la estoy viviendo.


(las segundas personas son casi todas diferentes)