Elegí no esperarte y dispuse toda mi atención en el filo del cuchillo que empuñaba. El hombre a mi lado no sonreía pero sus ojos tampoco mostraban dolor. Prácticamente inerte (todavía respiraba por lo bajo) yacía sobre las sábanas desorganizadas. Hace un rato habíamos hecho como que nos amábamos. Creo que tenía miedo. No del cuchillo. Miedo de mí. No tanto de lo que yo fuera a hacer con él como de lo que yo fuera a hacer conmigo después de ocuparme de su cuerpo.
Acerqué el filo a su clavícula, de golpe decidiendo que él te había tragado. Que era por su culpa que vos no estabas más, que habías desaparecido. Algo te había consumido, in fact.
Entonces presioné el cuchillo.. y corté.. admiré como la sangre que mantenía vivo este cuerpo se derramaba por la piel blanca... como los ojos de su portador iban perdiendo vida in every passing second. Ver la tranquilidad con la que lidiaba con su muerte me deleitaba, y sin embargo en sus ojos seguía habiendo más placer que en los míos.
Busqué su sonrisa, las comisuras de los labios curvadas hacia arriba. Exhaló, el aire cálido partió sus labios y acerqué mi boca a la suya.
-Devolvémelo..
No respondió. Corté verticalmente atravesando el pecho. Él hizo una pausa, tomó el aire necesario y dijo sus últimas palabras.
-Acabás.. de matarlo.
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