Cuando uno intenta un giro nuevo empieza despacio. Después aumenta la velocidad. Después agrega las manos/brazos para darse más impulso. Después intenta girar más de golpe, más tarde, va probando muchas formas.. Y a veces uno no entiende bien qué es eso que no le sale del giro.
Un día uno llega a la pista, entra en calor, y antes de hacer cualquier otra cosa intenta hacer ese giro. Y entonces gira. Una vuelta, dos vueltas. Y no entiende cómo es que las cosas salen tan de golpe, tan rápido.
Por un momento creí que tardé como dos segundos en darme cuenta de cómo difería cada fractal del otro. Sí, principio de autosemejanza. Pero no eran todos iguales.. no había blancos o negros.. no había buenos o malos.
No, no había partes a las que le gustaban los buenos y partes a las que le gustaban los malos.
Tampoco partes con las que podía estar tranquila y partes que me aterraban.
No había partes que estaban bien así y partes que ojalá pudiera cambiar.
No había antes y despues(es). No había mejores y peores. No había uno y su sombra, no había día y noche.
No era luna llena o sin luna, no era una de la tarde o una de la madrugada.
Tampoco había seguridad o inseguridad. Ni hacer bien o hacer mal, o cuidar o lastimar.
No había muy feliz y triste.
No estaban él y su opuesto.
Había unos, había otros, había uno.
Había una.
Y tardé... tardé como veinticinco meses menos un día en darme cuenta.
El problema de que no todo sea blanco o negro, es lo que nos complica tomar una decisión. Una decisión que en muchos casos sería la más acertada, pero que nos aterra tomar.
ResponderEliminarMe ha encantado todo lo escrito hoy, me he leído en tus palabras.
¡Un saludo!