jueves



Cuando te fuiste nosotros todavía pensábamos en el auto. Sí, sabíamos que ese se iba a ir.. de vos no sabíamos nada, aunque si hubieramos estado un poco menos ciegos lo habríamos notado. Mamá no quería que vendieran el auto. Tenía unos cinco años, tiempo que para Papá era suficiente. Él quería cambiarlo desde hace mucho. Mamá en cambio sostenía que nos había acompañado en tantas cosas que no era necesario venderlo, y además estaba el valor afectivo que le teníamos... sí, habíamos viajado mucho, había sido hogar de muchas conversaciones...
Además los autos tenían un valor especial para Mamá. Cada vez que los cuatro íbamos a algún lado en auto se generaba un vínculo que probablemente no te sepa explicar, pero vos lo conocés, porque viajaste con nosotros algunas veces. Recorrer quilómetros encerrados los cuatro en ese cubículo de tres por cinco (o algo por el estilo, la verdad no sé cuánto mide un auto), mate de por medio, con música, y alejándonos de nuestras obligaciones me hacía creer muchas veces que realmente formaba parte de una familia. Y en ese momento me olvidaba que después teníamos que volver a la ciudad a seguir adelante con la política de que el todo es la suma de las partes.
Cuestión que vendimos el auto. Mamá y Papá salieron a eso de las cinco, y vos te quedaste solo conmigo. Yo probablemente estaba tratando de distraerme, también me costaba que vendieran el auto. No mucho, después de todo compraban otro auto y volvíamos a tener un cubículo en el que hacer de cuenta que nos entendíamos. Pero sí, las experiencias que habíamos compartido con éste auto (mayormente mi adolescencia, tu llegada, la pseudo-separación de Mamá y Papá...) eran únicas y me costaba bastante hacerme la idea de que se iban. Papá siempre se portaba distinto ahí, en el auto. Y parecía un papá.
Perdón, me fui de tema. Te decía, que te quedaste solo conmigo mientras yo trataba de distraerme. Y me miraste raro... me quisiste decir algo y yo (estúpida, ciega, tan metida en mis cosas y tratando de hacerme cargo de cosas que no podía cambiar) no entendí. No es que no te di bola, sino que no vi qué me querías decir. Y no hice nada al respecto. Al rato me llamaste, me buscaste... y me di cuenta (tarde) de que pasaba algo. Probablemente si hubiera sido un poco más perceptiva me habría dado cuenta y habría pasado más tiempo con vos, o algo. Después de todo vos tenías que irte en ese momento, no lo elegiste. Pero, ¿no lo hubieras elegido? ¿no querías irte?...
Ya hace casi un año y recién ahora te puedo escribir. Sí, uno tarda cuando las cosas le duelen. Al auto no lo extraña nadie, y Mamá también se lamenta por haberse preocupado tanto por eso. Ella también hubiera querido estar con vos... darse cuenta de que no quedaban muchos días. Nos tomó por sorpresa porque no supimos verlo venir... como cada vez que algo te toma por sorpresa. No porque no fuera posible verlo venir.

Te amo.
mikaera.

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